viernes, 7 de marzo de 2014

Las orejas sirven para algo más que oir

Hoy me he encontrado con el signo de Frank, el cual no tenía ni idea de que existiera. Es una cresta en ambos lóbulos auriculares, tal y como se ve en la imagen.

Se trata de una cresta en el lóbulo auricular, que parte desde el antitrago/cisura intertrágica (dicen los textos que desde el trago, pero me da la sensación que es más desde la cisura) y sigue hacia atrás y hacia abajo, siguiendo un ángulo de unos 45 grados aproximadamente hasta el borde posterior del lóbulo.

Signo de Frank. Para ser considerado como tal, debe ser bilateral
Imagen obtenida en esta dirección
Se le considera como un marcador de enfermedad coronaria, con una sensibilidad de 48% y especificidad de 88%. Posiblemente también esté relacionado con otros factores de riesgo cardiovascular. Parece un marcador diagnóstico más útil en personas de menos de 60 años y posiblemente esté relacionado con un envejecimiento prematuro de la piel y pérdida de fibras elásticas vasculares.

Otros enlaces con imágenes interesantes:

New England Journal of Medicine 1

New England Journal of Medicine 2

No deja de haber cierta controversia sobre si este signo es clínicamente relevante o no. No obstante, parece que hay cierta tendencia a considerarlo como de utilidad, tanto en la enfermedad coronaria como en la enfermedad aterosclerótica en general. A continuación, algunas referencias bibliográficas sobre el tema

- Kuri M, Hayashi Y, Kagawa K, Takada K, Kamibayashi T, Mashimo T. Evaluation of diagonal earlobe crease as a marker of coronary artery disease: the use of this sign in pre-operative assessment. Anaesthesia. 2001 Dec;56(12):1160-2
- Elliott WJ. Ear lobe crease and coronary artery disease. 1,000 patients and review of the literature. Am J Med. 1983 Dec;75(6):1024-32
- Shmilovich H, Cheng VY, Rajani R, Dey D, Tamarappoo BK, Nakazato R, Smith TW, Otaki Y, Nakanishi R, Gransar H, Paz W, Pimentel RT, Hayes SW, Friedman JD, Thomson LE, Berman DS. Relation of diagonal ear lobe crease to the presence, extent, and severity of coronary artery disease determined by coronary computed tomography angiography. Am J Cardiol. 2012 May 1;109(9):1283-7. doi: 10.1016/j.amjcard.2011.12.024
- Friedlander AH, López-López J, Velasco-Ortega E. Diagonal ear lobe crease and atherosclerosis: a review of the medical literature and dental implications. Med Oral Patol Oral Cir Bucal. 2012 Jan 1;17(1):e153-9

domingo, 2 de marzo de 2014

Dosis de betahistina en la enfermedad de Menière



Varios colegas me han preguntado ya acerca de las dosis de betahistina que estoy usando en el Menière. Estas dosis las he sacado de la siguiente referencia:

Strupp M, Huppert D, Frenzel C et al (2008) Long-term prophylactic treatment of attacks of vertigo in Menie`re’s disease - comparison of a high with a low dosage of betahistine in an open trial. Acta Otolaryngol (Stockh) 128:620–624

La dosis de betahistina que ahí se propugna es de 48 mg, 3 veces al día. O sea, dadas las presentaciones que hay en España, 3 comp de 16 mg cada 8 horas. Lo cual hace 9 pastillas al día. Es inevitable la desconfianza del paciente. Incluso algún médico de familia me ha llegado a acusar de intentar envenenar al paciente.

Estas dosis deben mantenerse al menos entre 6 y 12 meses. Según el estudio mencionado, comparando 16 mg/8 h (dosis bajas) con 48 mg/8 h (dosis altas), tras 12 meses de tratamiento se pasó de una media de 7.6 crisis/mes a 4.4 crisis/mes en el grupo de dosis bajas; en cambio, en el grupo de dosis altas, se pasó de 8.8 crisis/mes a 1.0 crisis/mes. La diferencia en el número de crisis entre ambos grupos es estadísticamente significativa con p=0.0002

En esta gráfica, copiada del artículo de referencia, vemos la disminución del número de crisis a lo largo de los 12 meses de tratamiento.En línea continua, el grupo de dosis alta. En línea discontinua, el grupo de dosis baja.

Creo que son cifras como para tenerlas en cuenta. Personalmente, voy empezando con 32 mg/8 h, subiendo a 48 mg/8 h cuando no se consigue reducir el número de crisis tras 3 mese de tratamiento.

Aún no tengo hecha ninguna estadística sobre mis resultados. Pero la impresión clínica es francamente favorable. Con estas dosis altas se consigue controlar un mayor número de pacientes que con las dosis bajas.

Como efectos secundarios: los habituales de la betahistina. Algunas molestias de estómago, algunas cefaleas... En genera, nada que no se pueda controlar con omeprazol. El problema viene cuando tratamos a un paciente con problemas bronquiales, asma o ulcus gástrico...

Desde que estoy usando estas dosis, prácticamente no he necesitado hacer inyecciones intratimpánicas para controlar la aparición de las crisis de Menière.